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UNA EXTRAÑA HUELLA EN CORNANDA
Un
fenómeno similar hace cien años.
El ufólogo
Marcelino Requejo encontró una referencia a
un caso similar al de Cornanda, que data de principios del
año 1900. La Gacetilla del Reino de Galicia, en su
edición del 17 de enero de 1900, hace referencia
a una "fuerte detonación" que escucharon
los vecinos de un pequeño pueblo llamado Ferreiros
de Valboa. Según esta crónica, en una ladera
de las montañas cercanas a la aldea, se encontró
un agujero de más de cinco metros de diámetro,
donde ..."La tierra saltó como si de un tapón
de botella de champan se tratase, yendo a caer mezclada por
la montaña abajo a una extensión de 40 a 50
metros".
La escueta crónica hace referencia también a
la magnitud del ruido, asegurando que un vecino que vivía
en las inmediaciones sufrió un desmayo en ese momento.
Esta noticia, salvando el tiempo transcurrido y las dimensiones,
podría describir perfectamente el suceso de Cornanda.
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Un
extraño "meteorito"
Cuando miembros
de Observatorio astronómico de Santiago de Compostela
estudiaron la huella de Cando -sorprendentemente similar
a la de Cornanda, la asociaron con la caida de un "meteorito"
que habría sido observado el 18 de enero de 1994
desde diferentes latitudes en un radio de 50 kilómetros
alrededor de Santiago de Compostela. Las investigaciones
realizadas por J.A.Docobo y V. Tamazián, determinaron
que -por las caracteristicas del fenómeno observado
y especialmente por su trayectoria- no podía tratarse
de un bólido. Y sin dejar de asociar el fenómeno
observado con la huella, propusieron otras explicaciones
alternativas a la caida de un meteorito en esas latitudes.
Pues bien, según los datos que pudimos recoger personalmente
entre testigos de aquella observación y los que impecablemente
describen Docobo y Tamazián en su informe, no queda
muy claro que la trayectoria descendente del objeto observado
aquel día, fuese a "caer" en Serra de Outes,
ya que no todos los testigos describen la misma trayectoria.
Tampoco está muy claro que la huella se hubiera producido
ese día, ya que los investigadores del Observatorio
Astronómico de Santiago no tuvieron conocimiento
de la huella hasta tres meses después de haberse
producido, y los vecinos no recuerdan la fecha exacta cuando
se produjo.
¿Tienen las huellas de Cando y Cornanda la misma
apariencia y distinto origen? O por el contrario la observación
de un supuesto OVNI en enero de 1994 no tiene nada que ver
con la huella encontrada en la aldea de Cando de Arriba.
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Carlos Fernández
En una pequeña
aldea cercana a Santiago de Compostela,
aun se puede observar un enorme cráter de 15 metros de diámetro,
donde la vegetación, los árboles y la tierra hasta un
metro de profundidad fueron despedidos violentamente.
Las
curvas de la estrecha carretera parecían cada vez más
cerradas, y la lluvia dificultaba aun más nuestra travesía
entre bosques poblados de pinos y eucaliptos, y caseríos casi
deshabitados. Nuestro destino era una pequeña aldea llamada Cornanda,
ubicada en el Ayuntamiento de Brión, a unos veinte kilómetros
de Santiago de Compostela (Galicia-España). En un monte
cercano a esta pequeña aldea, se había encontrado el 5
de noviembre del 2000 un extraño cráter que llamó
la atención de algunos medios de comunicación, pero también
de investigadores y multitud de curiosos.
Luego de atravesar varios kilómetros entre un paisaje intermitente
de montes y pastizales, llegamos a este pequeño pueblo de poco
más de una docena de habitantes.
El "fenómeno" -como le llaman los vecinos de Cornanda-
se encontraba en un monte cercano, en las afueras del caserío,
siguiendo un estrecho camino forestal, que solo se puede transitar a
pie. Dejamos atrás la última casa del pueblo, y tras caminar
unos doscientos metros, encontramos la misteriosa huella en el borde
mismo del camino. Y lo que allí pudimos ver, no nos dejó
indiferentes.
El monte fue arrasado
Según nuestras
mediciones, la huella tenía una forma irregular, aunque semejaba
un círculo de unos 15 metros de diámetro, situado
en un monte que tenía una fuerte pendiente. En su interior, no
quedaba nada más que grandes piedras que afloraban en la superficie
y tierra muy compacta y estéril. Todo lo que se encontraba en
su interior fue despedido violentamente, para caer finalmente por debajo
de los límites del cráter.
Grandes pinos
de docenas de metros de altura, fueron arrancados de raíz y violentamente
impulsados monte abajo, la pequeña vegetación que los
rodeaba y hasta un metro de tierra, fueron literalmente arrasados. Otros
árboles, situados por debajo de la huella, habrían caído
también porque la tierra que cobijaba sus raíces había
desaparecido. La primera impresión que tuvimos era que o bien
algo habría explotado en el interior del cráter, o como
si algo hubiera caído violentamente sobre este monte y hubiera
lanzado los árboles hacia abajo. Pero no adelantemos hipótesis,
porque los efectos del "fenómeno" no acababan en la
huella.
A pesar de la intensa lluvia, bajamos por la ladera del monte, partiendo
desde la propia marca. Y el paisaje seguía siendo dantesco. Tal
como se apreciaba desde arriba, la pequeña vegetación
que rodea los árboles fue arrasada, junto con enormes cantidades
de tierra. Los grandes pinos se mantuvieron en pié, aunque buena
parte de sus raíces quedaron al descubierto. Los pequeños
árboles habían sido arrancados o se encontraban aun aferrados
a la tierra, pero al ras del suelo y en la dirección de caída.
Enormes ramas se encontraban por todas partes y también restos
de troncos y piedras.
Continuamos bajando a través de la ladera del monte, y el paisaje
no cambiaba. La devastación había dejado un rastro uniforme
donde solo habían quedado en pié los grandes árboles.
Ciento cincuenta metros más abajo de la huella, el monte termina
en una finca llana, que también había sufrido los efectos
del "fenómeno". Y allí encontramos una pista
de cual podía ser el agente que había provocado tal devastación:
el agua.
Grandes cantidades
de agua
La
finca que se encontraba al pie del monte, tenía un aspecto muy
particular. A la altura de la huella, la finca presentaba una franja
perfectamente delimitada de unos diez metros de ancho. Por un lado había
restos de ramas y pequeños árboles, y por el otro un rastro
de pequeñas piedras y tierra, que delimitaban y evidenciaban
el paso de grandes cantidades de agua. Asimismo, la hierba parecía
"peinada" en la dirección por donde habría discurrido
el agua, en contraste con la del resto de la finca que se encontraba
erguida y con un aspecto más saludable. Al final de la finca,
de unos cincuenta metros de largo, y en un escalón del terreno,
encontramos más restos de sedimentos y vegetación que
habían sido arrastrados desde el monte, seguramente por una colosal
cantidad de agua. Pero antes de perfilar las hipótesis, nos quedan
algunos datos por comprobar. Un testimonio podría aportar datos
sobre que es lo que ocurrió en este monte de Cornanda.
Como una excavadora
Preguntamos
a buena parte de los vecinos de la aldea, y la mayor parte de ellos
no habían visto ni oido nada. El único testimonio que
pudimos encontrar es el de María Barbazán Alfonsín,
que asegura haber escuchado un ruido muy fuerte, "como de una excavadora"
que provenía de un monte de pinos cercano a la aldea. "Yo
estaba afuera y escuché este ruido, pero no vi nada", asegura
María. Dos días después otro vecino encontró
el enorme cráter que sería reclamo de numerosos investigadores
y curiosos.
Otro de los datos que no podemos dejar pasar por alto antes de aventurar
cualquier hipótesis, es que existe otra huella de idénticas
características, distante a tan solo diez kilómetros de
Cornanda.
La huella de Cando
La mañana del 18
de enero de 1994, numerosos testigos ubicados entre Santiso y Muros,
pudieron observar un objeto luminoso que llevaba dirección este-oeste.
La trayectoria de este OVNI parecía descendente y según
parece, acabaría su viaje en una pequeña aldea cercana
a Serra de Outes: Cando de Arriba.
Siguiendo por una estrecha pista de tierra que sale del centro del caserío,
y a tan solo unos metros de una casa, se encontraba la huella, hoy prácticamente
desaparecida. En la ladera de un monte de mediana pendiente, existe
un claro de más de 300 metros cuadrados de superficie y uno de
profundidad, donde los árboles, la vegetación y la tierra
que falta fueron devastados violentamente. Enormes pinos volaron arrasando
parte del bosque, para caer cien metros más abajo.
El Observatorio Astronómico Ramón María Aller,
de Santiago de Compostela, elaboró un completo informe sobre
el incidente y descartó que la "cova" de Cando se haya
producido por causas naturales. la ausencia de elementos extraños
y la trayectoria del objeto permiten que se descarte la posibilidad
de un meteorito o cualquier objeto similar. Entre las hipótesis
barajadas por los investigadores, figura la de un experimento militar
que se habría probado en secreto en tierras gallegas.
Debido a la sorprendente similitud entre ambas huellas, habrá
que plantearse si se trata de un fenómeno idéntico, separado
solo por diez kilómetros de distancia y algo más de seis
años de tiempo. Pero ¿De qué fenómeno se
trata?
Algunas teorías
Quizá por azar,
nos encontramos en Cornanda con algunos investigadores de la Universidad
de Santiago de Compostela, que se encontraban allí para observar
y estudiar los efectos del curioso fenómeno. Entre ellos, se
encontraba el Catedrático de Edafología Francisco Díaz-Fierros
Viqueira, quien sugirió que el fenómeno era evidentemente
hidrológico, y como hipótesis aventuraba la suma de varios
factores como una bolsa de agua, el fuente temporal y un corrimiento
de tierras, aunque aseguró que "no se puede dar una respuesta
definitiva". Sin embargo, subrayó el "carácter
violento" del fenómeno, que seguiria siendo estudiado con
el fin de obtener más datos. Otro de los investigadores allí
presentes, es el director del Observatorio Astronómico Ramón
María Aller, José Antonio Docobo, quien había
sido uno de los más conocidos investigadores del caso de Cando,
llegando a publicar el caso en la revista Nature, declaró que
"este fenómeno es muy parecido al de Cando, por lo cual
podría también tener un origen hidrológico".
"Quizá solo ha sido una coincidencia en el tiempo el paso
de un meteorito" agregó Docobo.
Acompañando a estos investigadores, se encontraba también
el agente forestal del Servicio de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia,
José Antonio Ferreira, quien apostilló que "no
se han producido casos parecidos en los últimos años,
exceptuando el de Cando".
¿Qué
ocurrió en Cornanda?
Las
hipótesis de los expertos apuntan a un cúmulo de coincidencias,
donde una bolsa de agua, un fuerte temporal -que efectivamente se produjo
el día 5 de noviembre del 2000- y la debilidad del suelo. Pero
¿fue realmente una bolsa de agua? No parece probable que una
bolsa de agua pueda mantenerse en una profundidad tan escasa, y en un
terreno en pendiente, donde la presión no habría dejado
que el agua se acumulara. Aun así, ni todo el volumen del cráter
lleno de agua podría desencadenar una devastación, que
se extendió por una superficie de más de 30.000 metros
cuadrados. ¿Cayó el agua de arriba? ¿Fue una 'nube
que descargó', como creen algunos vecinos? ¿Dónde
surgió tanta agua como para arrancar árboles de raíz
con tanta violencia? Quizá las respuestas surjan de nuevos datos
e investigaciones.
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